El Pensamiento de Buenaventura Luna

Eusebio de Jesús Dojorti, popularmente conocido como Buenaventura Luna, fue un destacado folklorista sanjuanino nacido en 1906 en Huaco y fallecido en 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Pese a que éste es su perfil más conocido, su trayectoria pública tuvo muchas otras facetas: fue militante político, periodista, escritor costumbrista; creador, director y productor artístico de grupos de música nativa; libretista y animador de sus propios programas radiales; poeta, músico, letrista y recitador. En cada una de estas áreas puede rastrearse una rabiosa piedad política por el semejante, por el hombre y la mujer humildes del país argentino, por la Justicia Social. Este blog intentará dar cuenta de la originalidad y la riqueza que Dojorti/Luna desarrolló en su infatigable laborar en el ámbito de la Cultura Popular: una reflexión que puede enmarcarse dentro del Pensamiento Nacional pero también, y a la vez, un pensamiento propio. Un Pensamiento Dojortiano.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

"Un Pájaro con voz de río"





De mi hermano Cristian Mallea:

“PÁJARO

El fin de semana pasado, en algún rincón horario de la noche, Ramón Marcelo Caballero tal vez se fue a sentar bajo un olivo. Quizá pasó la víspera de la fiesta de la tradición, en la que debió cantar, pensando en aquello que para siempre ignoraremos.

Me lo imagino sentado ahí, regalando al viento frío de Jáchal su pensamiento claro y su infinita ternura, eso que lo hacía mirar más allá de las caras de la gente, las hojas verdeolivas, las nubes nocturnas y las piedras que habían caído del cielo como otras pestes que asolan hoy las travesías del norte sanjuanino. Lo imagino sintiendo esa absoluta y radical tristeza que debe sentir quien se va a ir. Pienso que estaba en paz, consciente que pagaba el precio de haber construido su propio camino, lejos de la vanidad y las apariencias.

Ninguno estaba preparado para ver partir al gran trovador de Jáchal. Todos los escenarios, todos los fogones, todos los bares, todos los amigos musiqueros, todos los poetas, todos los hombres y mujeres de ley que he visto penar tras sus restos, lo esperarán ahora. Lo esperaremos todos por siempre, mientras en un disco se escucha su guitarra criolla y su voz de río.

Nunca había sentido sonar así una canción como la que le dedicó su gente, ni un aplauso tan hondo (en un tono bajo, respetuoso, casi rozado) como el que le regaló su pueblo. Pero volviendo a aquel patio, a aquel olivo... Ay, Pájaro, ¿así tenía que ser? Voy a tardar en responderme esta pregunta. Mientras tanto, te deberé por siempre este silencio, este respeto, este amor. Hasta la vista, hermano”.


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